Plantea Departamento de Economía de Uninorte
Barranquilla como capital del TLC es una
ilusión que depende del esfuerzo de todos
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César Corredor, Director del Departamento
de Economía de la Universidad del Norte.
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Por SANTOS SUÁREZ BADILLO
Periodista sector Comercio Exterior
Como una puerta que se abre, que en principio no provocará cambios sustanciales y que se constituye en una expectativa de efectos positivos para Barranquilla y el país en general, califica el sector académico la implementación del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos.
César Corredor, Director del Departamento de Economía de la Universidad del Norte, plantea que para hacer rea-lidad los efectos favorables de este TLC, se requiere un esfuerzo, no sólo del sector productivo, sino del Gobierno e incluso de la academia.
A su juicio para que Barranquilla se convierta verdaderamente en la capital del TLC, es necesario que se involucre toda la ciudad, y que esa frase en sí, es una invitación a que se vuelva más competitiva y más productiva. Esta fue la entrevista que nos concedió para el presente informe especial:
S.S. ¿Por qué se viene diciendo que Barranquilla es la capital del TLC, cómo ve usted esa frase, en la práctica eso qué significa y qué importancia tiene?
C.C. Esa frase tiene un sustento geográfico, la ubicación que tiene Barranquilla y además el hecho de ser una ciudad industrial, es lo que lleva a pensar que debería ser una de las ciudades que se benefician más del TLC.
Pero esa frase necesita muchísimo en esfuerzos de parte de todos los sectores: gobierno, empresa, incluso academia para preparar algún factor humano que se requiere para eso; se necesitan muchísimos esfuerzos para que logre ser realidad. Es una expectativa, es una idea que existe y que es, digamos una ilusión, en la que se ve involucrada la ciudad, que me parece una cosa positiva, o sea, es invitarla a que se vuelva una ciudad más competitiva, más productiva y que vea el TLC como una oportunidad, pero todavía no es una realidad, para eso falta muchísimo.
S.S. ¿En términos generales cómo ve la Universidad del Norte, la academia, las expectativas que tiene el país sobre el TLC, tanto a nivel nacional como local?
C.C. El TLC significa simplemente una puerta que se abre, no es todavía una realidad, ni lo va a ser cuando llegue a ser implementado. El primer día, 15 de mayo cuando entra en operación el Tratado, ese día no va a cambiar absolutamente nada; lo que vamos a hacer es irlo cambiando nosotros en la medida en que los esfuerzos de todos esos sectores se lleven a cabo. Eso mismo pasa tanto para la ciudad como para la región, como para el país.
Obviamente, digamos hay unas expectativas muy positivas al respecto por dos razones: porque todos los individuos somos al mismo tiempo compradores y vendedores. Como compradores esto nos abre la puerta a más productos, productos de mejor calidad y productos a más bajos precios; y como vendedores, nos va a permitir a muchos sectores, no a todos, llegar a un mayor número de consumidores, al mercado más grande a nivel mundial. Por ese lado, sobre todo, el de los productores, va a generar ganadores y perdedores.
El gran reto que tiene una economía que tiene un país como Colombia, es crear los mecanismos institucionales para que los ganadores logren transferir parte de esas ganancias a los perdedores; ese es el gran reto y esa es la gran dificultad que va a haber sobre todo al principio, que va a ha-ber muchos sectores que se van a sentir afectados, que van a observar pérdidas, porque van a llegar productos que les hacen competencia y que obviamente van a disminuir sus márgenes de ganancia.
Pero el gran reto es que esos sectores, primero ellos mismos hagan el esfuerzo y no se queden ahí, sino que busquen cómo van a ser más competitivos, pero que también desde el gobierno se les den soluciones, se les presenten alternativas, para protegerlos, para ayudarles a buscar otras alternativas, para ayudarlos a ser más productivos, formar digamos unos factores de producción, un capital humano, se les den oportunidades para traer capital para producir de manera más eficiente que les permita subsanar esas pérdidas.
S.S. ¿Va a haber más perdedores que ganadores o más ganadores que perdedores?
C.C. Pues la esperanza es que haya más ganadores que perdedores, y los cálculos que existen es que va a haber más ganadores que perdedores. Como le decía antes, un gran ganador va a ser el consumidor, todos somos consumidores. Eso está claro, entonces todos vamos a ganar, de alguna manera.
S.S. ¿En términos sencillos por qué el consumidor va a ser un ganador?
C.C. Porque el consumidor va a tener acceso a muchos más productos, el consumidor se va a encontrar con que productos por los que hoy se estaban pagando aranceles altos, pues van a llegar a precios más bajos, sin tener que pagar arancel. Eso implica mayor cantidad de productos, implica mayor diversidad, implica menores costos, menores precios y eso es ya ganancia para todos.
S.S. ¿En este escenario la Universidad qué papel juega, qué expectativas tiene el sector académico?
C.C. Pues hay una expectativa grande, la semana pasada precisamente conversábamos con varios colegas acerca de lo que iba a ocurrir con el sector académico, con la firma del TLC. Y hay varios elementos: primero hay un gran reto, hay una gran obligación de parte de las universidades que es formar el capital humano que se necesita para poder competir, digamos crear un nuevo trabajador, un nuevo empleado y un nuevo empresario que esté mirando hacia afuera, que esté mirando hacia el mercado internacional; que ya no se quede solamente con el mercado interno, que va seguir siendo importante, sino que además mire hacia el exterior.
Pero adicionalmente la Universidad va a servir de enlace, de puente para hacer toda la parte de certificaciones. Va a haber muchos trabajos que vayan de Colombia hacia Estados Unidos que necesiten ser certificados por una Universidad reconocida y de alta calidad, y va a haber muchos profesionales norteamericanos que vengan a nuestro país que también van a tener que certificarse, van a tener que demostrar cuáles son sus conocimientos y ahí también va a jugar un papel la universidad.
Y un tercer elemento, la Universidad va a ganar muchísimo en términos de la posibilidad de hacer convenios, en la posibilidad de buscar alianzas con otras universidades del exterior, de traer recursos para financiar sus investigaciones. Las empresas van a estar mucho más metidas en el mercado internacional, en el mercado mundial y eso va a hacer que estén mucho más interesadas en invertir en investigación y desarrollo.
S.S. ¿Cómo ve el momento en que está Colombia para la entrada en vigencia del TLC?
C.C. Yo creo que llega en un momento que no es el óptimo tampoco, pero llega en un momento en que la economía colombiana presenta unas buenas cifras, unas cifras muy positivas.
Si bien es cierto que últimamente la economía colombiana ha dependido y se ha vuelto mucho más inclinada hacia sectores como la minería, como el petróleo, hay sectores que vienen creciendo bien, que vienen comportándose de buena manera en cuanto a producción, y sobre todo, se han venido incrementando las exportaciones del país.
Y eso es muy bueno porque significa que hay más empresas buscando socios en el exterior y el TLC va a servir para que esa preparación, esos conocimientos que se han adquirido previamente, puedan ser utilizados de mejor manera; yo veo esa gran ventaja, que el país en sus cifras externas sobre todo, está exportando más y recibiendo más inversión que eso también va a ser fundamental.
El TLC no solamente implica que vayamos a poder importar y exportar productos, sino también va a llegar inversión extranjera, van a llegar muchísimas empresas que quieran aprovechar el mercado nacional y las ventajas que pueda tener Colombia como mercado para exportar a los Estados Unidos.